No
importa la pasión que nos mueva –amor, odio, servicio a la patria, eficacia–:
el cuerpo es tan sólo una excusa para la exploración científica.
Este
libro es la narración del viaje introspectivo del único y gran protagonista: el
idiota. Es este el narrador, que no se limita a describir sino que analiza el
contexto en el que desarrolla su vida y saca sus propias conclusiones. Es un
idiota, pero no en el sentido que le damos nosotros (es decir, alguien poco
inteligente); es más bien un infeliz, un cínico. Lo primero es fácil de suponer
pues toda la historia tiene como primer
motor la búsqueda de la felicidad –aunque no la conquiste– a través de sus
experiencias vitales tales como el arte, la mili o el sexo. Lo segundo, el ser
cínico, se debe al tono sarcástico y desenfadado con el que analiza y actúa
sobre el mundo, hasta tal punto que parece (o puede serlo) una sátira del mismo.
El
idiota es héroe trágico, algo extravagante e insensato, que representa la
incertidumbre reinante en la segunda
mitad de siglo XX, época en la que sucede la transición española y el discurso
político de peso es el post-materialismo. Una etapa de grandes cambios,
movimientos y dudas que el propio Félix de Azúa querrá trasmitir a través de su
Idiota.
Paralelamente
a Max Estrella o Don Quijote, la búsqueda de la felicidad del Idiota es una
quimera. Arrastra al protagonista a estados de sorpresa (real o fingida, eso
nos da lo mismo), de embriaguez o de genuina locura. Además, algo
característico del lenguaje descriptivo utilizado es la aparente cientificidad
con la que reviste esta búsqueda, hablando de los propios romances como
experimentos y de la lectura –acompañada siempre con alcohol, faltaba más– como
estudio académico.
El
libro se divide en capítulos que no necesariamente tienen porqué tener
conexión. Hay un orden temporal que nunca llega a especificarse. No sabemos a qué altura de su vida estamos, si pasa más o menos tiempo entre
capítulo y capítulo. Sin embargo, da a suponer que se trata de un
diario… o una especie de bitácora en la que redacta sus investigaciones acerca
de la felicidad.
Es
una lectura recomendable, con un amplio bagaje filosófico y un gran repertorio
de citas y guiños a muchos otros escritores de la cultura hispanohablante. He
visto una reseña que esto suponía un problema a la hora de leer, por su
dificultad. Yo creo que no, que basta con detenerse el tiempo suficiente para
respirar y reflexionar. Luego, si te da el coraje, ya puedes sumergirte de
nuevo en la obra.
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