martes, 24 de octubre de 2017

"Historia de un idiota contada por él mismo", de Félix de Azúa




No importa la pasión que nos mueva –amor, odio, servicio a la patria, eficacia–: el cuerpo es tan sólo una excusa para la exploración científica.

Este libro es la narración del viaje introspectivo del único y gran protagonista: el idiota. Es este el narrador, que no se limita a describir sino que analiza el contexto en el que desarrolla su vida y saca sus propias conclusiones. Es un idiota, pero no en el sentido que le damos nosotros (es decir, alguien poco inteligente); es más bien un infeliz, un cínico. Lo primero es fácil de suponer pues toda la historia tiene como primer motor la búsqueda de la felicidad –aunque no la conquiste– a través de sus experiencias vitales tales como el arte, la mili o el sexo. Lo segundo, el ser cínico, se debe al tono sarcástico y desenfadado con el que analiza y actúa sobre el mundo, hasta tal punto que parece (o puede serlo) una sátira del mismo.

El idiota es héroe trágico, algo extravagante e insensato, que representa la incertidumbre reinante  en la segunda mitad de siglo XX, época en la que sucede la transición española y el discurso político de peso es el post-materialismo. Una etapa de grandes cambios, movimientos y dudas que el propio Félix de Azúa querrá trasmitir a través de su Idiota. 

Paralelamente a Max Estrella o Don Quijote, la búsqueda de la felicidad del Idiota es una quimera. Arrastra al protagonista a estados de sorpresa (real o fingida, eso nos da lo mismo), de embriaguez o de genuina locura. Además, algo característico del lenguaje descriptivo utilizado es la aparente cientificidad con la que reviste esta búsqueda, hablando de los propios romances como experimentos y de la lectura –acompañada siempre con alcohol, faltaba más– como estudio académico.

El libro se divide en capítulos que no necesariamente tienen porqué tener conexión. Hay un orden temporal que nunca llega a especificarse. No sabemos a qué altura de su vida estamos, si pasa más o menos tiempo entre capítulo y capítulo. Sin embargo, da  a suponer que se trata de un diario… o una especie de bitácora en la que redacta sus investigaciones acerca de la felicidad.

Es una lectura recomendable, con un amplio bagaje filosófico y un gran repertorio de citas y guiños a muchos otros escritores de la cultura hispanohablante. He visto una reseña que esto suponía un problema a la hora de leer, por su dificultad. Yo creo que no, que basta con detenerse el tiempo suficiente para respirar y reflexionar. Luego, si te da el coraje, ya puedes sumergirte de nuevo en la obra.

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